HISTORIA DEL ARTE
Olmecas - Conceptualidad dogmática y diseño metafísico
Poco se sabe de su transcurrir: son más las hipótesis que las certezas. Inmersos en la selva de la costa sur del Golfo de México, su desarrollo cultural ocurrió en la Epoca Preclásica: 1300-400 a.C.
Fundaron una sociedad subordinada, mítica y religiosamente al jaguar. Tales conceptos fueron plasmados en una poderosa obra plástica, urbanística y escultórica, producto de una técnica neolítica de extraordinario artesanado. Esto los colocó culturalmente muy avanzados para ese período mesoamericano.
Durante el primer milenio anterior a nuestra era establecieron rutas comerciales desde sus tres sucesivos centros ceremoniales: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, difundiendo su dogmatismo y pautas culturales a Tlatilco en el centro de México, al inicial pueblo zapoteca, a los grupos protomayas, a la costa del Golfo y llegando hasta la actual Costa Rica.
Efectuaron observaciones astronómicas como incipientes estudios de la mecánica celeste y crearon los primeros jeroglíficos semióticos de Amerindia. Tales logros intelectuales serán legados a las posteriores culturas, principalmente la zapoteca y la maya.
Su obra plástica se caracteriza, más allá de su potencia expresiva, por poseer un volitivo sentido ideográfico, muy definido en cuanto a su significación y comunicación
ideológica.
Dos ejemplos: su obsesión mítico-felínica y su continuo propiciar agrario.
La arquitectura
En La Venta, su segundo asentamiento, crearon un gran centro ceremonial. De esta manera, diseñaron estructuras edilicias, prototipos morfoespaciales que, con numerosas variantes formales, se desarrollarán en la futura Epoca Clásica: la pirámide templo, sistemas templarios, la plaza ceremonial, el> campo de pelota y los monumentos míticos o de conmemoración política: las estelas.
La Venta fue un centro de culto concebido con Modo Estético Monumental, cerrado y limitado; con espacialidad intensiva y volumen horizontal.
Su extremo sur fue cerrado por una pirámide redonda de adobe, posible metáfora del volcán Pajapán. Al parecer, mítico lugar de la creación del mundo según su mitología. Hacia el norte, dos plataformas paralelas, incipiente campo de pelota; continuaba una plaza cercada pero abierta al cielo. Configuración extendida por Amerindia y que ya existía en Suramérica. Una pirámide templo cerraba el extremo norte. La concepción norte-sur atravesada por este-oeste, como diseño mítico-astronómico es obvia.
Centro Ceremonial de La Venta |
Así, queda inaugurado por la cultura olmeca de manera explícita y grandiosa, una configuración etnocéntrica y simbólica, metafísica y dogmática, plasmadas con una plástica arquitectónica que regirá por tres mil años en las altas y medias culturas de Meso, Centro y Suramérica.
En la Zona Andina tendrá su inicial plasmación apoteósica con el templo y centro de culto de Chavín de Huantar.
La escultura
Crearon la primera gran escultura de Amerindia y una de las más potentes. Está realizada con impar vocación, creatividad y cabal oficio.
La magnífica expresión de sus tallas, los contenidos metafísicos míticos y psicológicos, morfológicos y poéticos, hacen trascender a la estatuaria olmeca a un nivel sólo compartido con aztecas, incas y las obras escultóricas más importantes del planeta. En su mayoría fue un arte oficial, establecido por el gobierno. Fue norma tallarla en piedra, como obra de culto votiva o conmemorativa de importantes personajes.
Colosales retratos de reyes sacerdotes; tronos-altares, símbolos de la Tierra y su Poder; obras propiciatorias de la fertilidad agraria como las conceptuales hachuelas de jade; numerosas máscaras humano-felínicas, y esculturas cerámicas de niños, posibles símbolos del joven maíz, etc.
Gran parte de las esculturas muestran su concepción naturalista y algunas son idealizadas y abstractizadas figuraciones expresionistas y superrealistas de dioses.
Abundan tallas humano-felínicas efecto del culto al jaguar, su deidad suprema detentadora del poder de la Tierra y su fecundidad agraria, el Sol y la Lluvia.
Sacerdote del culto felínico Cabeza colosal |
El mito felínico, presentado como deidad totémica, se tornó tan obsesivo en su iconografía como ocurrió en las culturas contemporáneas chavín y san Agustín, y posteriormente en la aguada, del Noroeste argentino.
Cabezas colosales
Las enormes cabezas de Modo Estético Monumental y Estilo Figurativo: Naturalista, son retratos de reyes sacerdotes. El desbaste del bloque es escaso, conservando la volumetría de la masa original y develando la total potencia de su cualidad inmanente: la petricidad.
Se observa, con inmediatez impactante, a un ser humano cuyo retrato, de cabal altivez y firme carácter establece, sublimadamente, la presencia del superhombre.
La fuerza emanada de la captación psicológica de los autoritarios señores y la profundidad expresiva de semejante plástica, denuncia un superior talento para penetrar en la naturaleza humana, comunica su trascendencia ontológica y la íntegra magnificencia de la materia.
Los olmecas reiteran en cada trabajo su extraordinario don escultórico, una sólida armonía formal poética, apoyada por la maestría artesanal que los caracteriza.
También mayas y mochicas lograron gran expresión y profundas captaciones psicológicas en sus retratos, pero dibujando y modelando con Modo Estético Intimista.
Altar o Trono |
Altar o Trono 4 de La Venta
Imponente monumento realizado con cuatro explícitas concepciones formales: mítica, naturalista, ideográfica-cósmica y escultórico-arquitectónica, configurando un símbolo de la Tierra.
Lo mítico.
El friso superior presenta una abstracción geométrica frontal del rostro del dios jaguar. Abajo una gran abertura simbólica: boca felínica-caverna,entrada al Inframundo.
Lo naturalista.
Un sacerdote sentado en las fauces felínicas o entrada a la caverna, sostiene dos cuerdas que apresan prisioneros tallados en las caras laterales. En diagonal, en la mandíbula que enmarca la boca, hay incisas cuatro plantas de maíz.
Lo ideográfico cósmico.
Todos los elementos ensamblados configuran una definida ideografía: un jefe bajo la tutela felínica en la entrada al Mundo Subterráneo, región de los Muertos y la Fertilidad, ostenta su captura símbolo de su poder.
Lo rodea la planta sagrada, el maíz, como efecto de la matriz-causa del Poder y la Fecundidad, o sea, del seno de la Madre Tierra. El bloque escultórico es una conceptualizada metonimia, causa del poder terrestre.
Es plausible interpretar al monumento como que a la Tierra la energiza el jaguar y, bajo su tutela, la gobierna el hombre.
Lo arquitectónico-escultórico.
El haber tallado este monumento con una función específica de altar o trono, estableció pautas utilitarias inherentes a lo arquitectónico y, al mismo tiempo, escultórico expresivas: figurativas y abstractas, bidi y tridimensionales. Tales principios arquitectónico-escultóricos fueron una difundida norma constructiva en toda la América antigua.
Se han descubierto varios monumentos olmeca de similares características morfológicas, lo que prueba la constante preocupación de las castas gobernantes por la mostración, con fines mítico-políticos, de conceptos dogmáticos, transmutados en diseños y plasmados en obras plásticas, como ideografías cósmicas de poderosa volumetría y refinada estética.
Al igual que toda expresión de magnitud trascendente y atemporal, la plástica olmeca devela el Ser del autor manifestado en el Ser de la obra. La obra, a su vez es transmisora de lo colectivo cultural, o sea, lo mítico, político y estético. Tal nexo trinal se yergue desde lo ontológico autoral, patentizando la metafísica conceptualidad del ente artístico, proclamado por esta cultura-autor con dramática y poética voz.
César Sondereguer
Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino
FADU - Univeridad de Buenos Aires - Argentina
Fotografías del autor
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