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HISTORIA DEL ARTE

Amerindia, la gran desconocida

¿Qué nos han enseñado de la América antigua? ¿Qué nos informan habitualmente los medios sobre las grandezas de Amerindia? ¿Qué se divulga de los estudios realizados sobre las ancestrales culturas autóctonas? Todos sabemos que casi nada. Aún, en el 2000, no se ha promovido concientizar en la enseñanza primaria, secundaria o terciaria la magnitud pensante que aquellos hombres lograron. Se ignora quienes fueron sus altas y medias culturas; la historia de sus ideologías políticas, míticas y sociales manifestadas en sus costumbres y plasmadas en sus realizaciones; las enésimas obras artísticas, sus plásticas y sus estéticas; su lúcida intelectualidad aplicada en economía, matemática, astronomía, construcciones e ideografías semióticas.

¿Se tiene una idea de tales expresiones, habidas desde México al Noroeste Argentino por más de tres mil años, en la enorme civilización de religiosidad animista y técnica neolítica, compuesta por más de veinte altas culturas hegemónicas e infinidad de medias y bajas?. Todo ese universo polifacético, de panamericana longitud y talento, es aún lejano, oscuro, intrascendente, sin vigencia. Así nos educaron y no se percibe algún cambio en querer que a nuestros hijos no les pase lo mismo.

 

Numerosos arqueólogos, antropólogos e historiadores sociales y del arte fueron y son una pléyade de investigadores que, desde hace más de doscientos años desentierran urbanismos, templos y tumbas, abren selvas, escalan montañas, conviven reservaciones indígenas y enhebran conclusiones.

Esta pasión investigativa no se difunde como merece, todavía no es de público conocimiento: pareciera que a nadie interesa.

Ni a los estudiosos que no desean "perder su tiempo" en promociones culturales ni a los medios que suponen que "no es noticia" redituable.

Craso error, despertar el interés del pueblo por hechos que le incumben y que conforman la memoria de su pasado, realizado con pasión, ingenio y amenidad, es perfectamente redituable.

Se ha demostrado muchas veces.

Deberíamos conocer, al igual que la historia del "Viejo Mundo" el acontecer secular de este "Viejo Nuevo Mundo": hacer una "cuña" educativa e introducir el singular desarrollo americano. Saber que unos dos mil años antes de nuestra era, en América hacía ya mucho que se había inventado la agricultura. Que este sedentarismo agrario provocó, en las culturas hegemónicas, el nacimiento de mitologías protectoras que propiciaran la armonía entre Cielo y Tierra. Que los mandos religiosos y políticos fusionados establecieron dogmas teocráticos que motorizaron una colosal creatividad de todo tipo: ingeniería hidráulica para riego; urbanismos de culto, civil, astronómico y militar sobre fundamentos cósmicos; observaciones astronómicas, invención de calendarios, matemática y jeroglíficos; esculturas, cerámicas, dibujos, pinturas, textiles y orfebrerías con fundamentos míticos.

Es evidente lo poco que se ha hecho para divulgar tales logros, analizando conclusiones que mejoraran nuestro presente en aspectos ecológicos y sociales. Hoy, en algunas escuelas, sólo se comentan superficialmente tres culturas: inca, maya y azteca. Pero ese fue sólo el glorioso y heroico final de la coherente civilización amerindia, ocurrido hace quinientos años.

Lo sensato sería hacer lo que no se ha hecho: empezar por educar y continuar por difundir para abrir posibilidades culturales que colaboren con nuestro presente. En esto, el estado debería tener un papel conductor para implementar la promoción de la historia, las ideas y las obras amerindias; maestros y profesores lo enseñaríamos. Ni más ni menos lo que hacen todos los países herederos memoriosos y agradecidos de su pasado continental.

El interés, la valoración, la vigencia y el amor nacen siempre del conocimiento. El problema no es ser ignorante puesto que se puede remediar y, en mayor o menor grado, todos lo somos; pero, un gravísimo problema surge cuando no queremos dejar de serlo.

 

César Sondereguer

Ex Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino

FADU - Universidad de Buenos Aires - Argentina

Fotos y trazados compositivos del autor

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