HISTORIA DEL ARTE
Condorhuasi - Mitología y Plástica
El centro regional de esta cultura --300 a.C. - 650 d.C.-- fue el valle de Hualfín en la Pcia. de Catamarca, llegando su influencia hasta el norte de la Pcia. de La Rioja, Argentina.
Ubicación Geográfica
Relacionada con las culturas ciénaga y alamito, su período de
florecimiento fue contemporáneo al de tafí. Es de características valliserranas
y su conformación se debe a una conjunción de tradiciones provenientes del altiplano y
las zonas tropicales que, amalgamadas, produjeron su propio temperamento.
Socialmente estuvo organizada en grupos familiares relacionados por parentesco pero no de
manera totalmente homogénea ya que requirió de artesanos con dedicación parcial
en tareas de metalurgia, escultura y cerámica. Su economía se basó en la agricultura y
en la cría de la llama.
Los productos manufacturados tuvieron alto valor de intercambio
alcanzando sitios tan distantes como San Pedro de Atacama en Chile.
Condorhuasi se destaca por la fuerte expresividad de sus obras plásticas donde predomina vocacionalmente la cerámica escultórica de buena factura.
Su ideología animista mítico-religiosa muestra ceramios de morfologías fantásticas fusionadas con
personajes y metonimias mágicas.
Las obras denuncian el uso de alucinógenos con fines
rituales, inductores de diseños donde predominan entes felínicos y figuraciones
humanoides con abstracciones anatómicas.
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Vasijas escultóricas
En un principio condorhuasi realizó una cerámica de color gris: botellas y
vasos con dibujos geométricos incisos. Los vasos escultóricos funerarios, son muy
característicos y tienen formas variadas: mezclan humanos y animales, creando imágenes
superreales modeladas con esmero donde se destaca siempre el rostro. También, vasos
cilíndricos de variadas proporciones con dibujos convencionales geométricos tricromos.
Las figuras humanoides presentan en general personajes sentados, de cuerpo robusto, con
piernas y brazos cónicos, sin pies ni manos y la boca de las vasijas se la ubica en el
cráneo del personaje. Casi como norma, se realizan dibujos en zigzag, similares a un
tatuaje relacionado con el rayo o la serpiente, con blanco y negro sobre fondo rojo bien
bruñido.
Pero los ceramios de diseño más original son los mal llamados "zepelines". Son
vasos compuestos por un cuerpo cónico y un cuello cilíndrico, donde se ha modelado el
rostro de un ente alucinante de polifacéticos rasgos.
Están concebidos con pautas
formales nunca antes vistas en Amerindia, ya que presentan soluciones plásticas
morfoespaciales referidas a un volumen pleno potenciado por un vacío, conformando ambos
una integridad morfoespacial.
Tal morfoespacialidad también será concebida por la cultura tolteca en siglo IX
d.C. al crear sus famosas esculturas llamadas Chac Mool.
Se debe aclarar que los dos principales criterios formales escultóricos habidos en
Amerindia fueron el bloque esferoide y el prismático.
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En las antípodas morfológicas, otros ceramios votivos permanecen en sí, autistas y silenciosos, en letargo introvertido y expectante.
Diversos personajes de fantásticas formas, salidos de un superreal universo mítico-ritual, habitan esta sagrada iconografía.
En general, el acervo se compone de cerámicas escultóricas de notable
armonía formal, plena de volúmenes globulares, configurados dentro de un hermético
intimismo.
Con permanencia obsesiva cohabitan seres, entre humanoides y zoomorfos, que establecen una
idealidad metafísica. Están compuestos por elementos figurativos conformando una
corporeidad abstracta y a menudo de cabal Expresionismo.
Tales entes son
proyectados, con alucinante ritualismo, por diseños plasmados con espontaneidad
eidética, de contundente expresividad significante.
Se suceden personajes en tensa expectativa, como esperando su acaecer, sentados o de bruces; hay bípedos, ovoides u obesos, con cuerpos estáticos y extremidades de expansivas esferas; vasos cónicos de largo cuello y notable amonía entre forma y espacialidad.
El transfigurado conjunto de sorprendentes entidades y original lenguaje formal, va develando mitos y espantos subliminales con ominoso enigma, dialogando entre el modelado y la luz, esa vital viajera delatora de sutilezas.
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A menudo, las obras conducen
por un patético sendero que aúlla multiplicado en las bocas de los vasos, con inmenso
ulular que no acepta consuelo.
Así, una despiadada mitología de un pueblo clamando su
angustia existencial, expresada en la catarsis de magistrales ofrendas propiciatorias.
Al igual que tantas cultura amerindias, condorhuasi muestra una cosmovisión
inmersa en pavores y súplicas, con un diseño semiótico de conceptual dialéctica
plástica.
Su simbología fue expuesta modelando vasijas escultóricas y un dibujo signal,
sugerente de venerados fenómenos cósmicos.
Esa madurez creadora morfoespacial
estableció cánones proporcionales donde numerosos diseños están encerrados en
metafóricos cuadrados --signo de la Tierra y de los cardinales al igual que la cruz,
estructura básica de todos los sistemas compositivos amerindios.
César Sondereguer
Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino
FADU - Univeridad de Buenos Aires - Argentina
Fotografías del autor
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