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HISTORIA DEL ARTE

Nasca - Pintura y Metafísica

Sintetizar lascualidades artísticas de la pintura sobre ceramios de la cultura nasca y su función de pensamiento metafísico mítico-religioso no es tarea fácil: la envergadura estética alcanzada y su complejidad creativa lo dificultan. Herederos directos de la cultura paracas, se consagraron como uno de los pueblos ceramistas pintores de mayor vocación amerindia.

 

Ubicada en la costa sur de Perú, desde el 100 al 800 d.C., tuvo como asentamiento principal la ciudad de Cahuachi. Su irradiación cultural se propagó por los valles aledaños y hacia el interior del territorio. Fue una teocracia de naturaleza militar y gran desarrollo comercial. Irrigó sus tierras con planeadas canalizaciones subterráneas, completando su economía agraria con la pesca.

Pareciera que los enormes geoglifos enclavados en el desierto entre Nasca y Palpa tuvieron para este pueblo interés astronómico y ritual. Las líneas producto de varias épocas, probablemente configuraron colosales alineaciones astronómicas, y las enormes siluetas de varios animales mitificados es plausible suponerlas de carácter cultístico, relacionadas con una instituida sacralidad dogmática.

De sus antepasados paracas recibieron un legado coherente y sólido en cuanto a mitos y cultos de la tradición chavinoide. La unión que existió con la época tardía de paracas necrópolis y nasca primitiva fue determinante y, paulatinamente al comienzo de nuestra era, impone su personalidad con una magistral vocación artesanal y artística de la técnica cerámica y su iconografía mítico-ceremonial. Sobre las superficies curvas de los ceramios, los nascas pintaron sobre diseños de permanente prioridad, deidades, animales y vegetales simbólicamente idealizados. Las pautas morfológicas de los diseños icónicos tuvieron cuatro épocas. Trabajaron sobre vasijas esferoides, ovoides, cilíndricas, lenticulares, etc.

Las imágenes son mitológicas, simbólicas e ideográficas. Numerosas de ellas presentan deidades metonímicas, o sea, causales del Poder cósmico que se les atribuye, y para lo cual han sido invocadas configurando dicha ideografía. Los ceramios, soporte de las imágenes, fueron votivos y ceremoniales.

 

Ceramistas pintores
Mitología, simbolismo e ideografía

 

Pintar para aquella cultura-autor fue la armonización expresiva de manchas de color sobre una superficie curva bidimensional, creando una espacialidad plástica sui generis, y enmarcando formas con líneas muertas, de inexpresivos trazos.

Tales diseños mitológicos significantes, se plasmaron con una paleta cromática compuesta de doce tonos.

 

Los artistas nasca fueron diseñadores cromáticos, pintores, no dibujantes. En este sentido eran lo opuesto de los mochicas dibujantes y escultores.

Se aclara que pintar en aquella América, no fue lo mismo que colorear. Lo primero significó una dialéctica plástica de un lenguaje cromático creado, o sea, la expresión armónica de un conjunto de colores manifestando un decir poético y relacionados íntimamente con el tema y la factura expresiva. Más allá de los fundamentos dogmáticos, el lenguaje pictórico se expresó por sí mismo y poseyó la singularidad propia de todo Género Plástico. Ej: paracas, nasca, huari.

Lo segundo y más difundido, fue colorear formas dibujadas, con un sentido más o menos simbólico o de color local. No presentó creatividad ni dialéctica cromática pues, tal criterio se utilizó siempre convencionalmente. Ej: murales teotihuacanos, mayas o mixtecas.

Tales comprobaciones, propias de una crítica objetiva, no pretenden invalidar los logros expresivos y estéticos alcanzados por uno u otro método, sólo demuestran que en Amerindia se desarrollaron dos criterios para la aplicación cromática.

Habitualmente los "estudiosos" afirman como pintura el hecho físico de colocar color, y llegan a tal punto con la falacia conceptual y escrita que dicen "pintura" aun estando frente a un dibujo lineal sobre un ceramio, o a un pueblo donde la vocación por el dibujo es obvia. Ej: mochica, maya o aguada.

 

Períodos de la cerámica ceremonial

Protonasca, época paracas necrópolis. 200 a.C. Ceramios con diseños incisos y coloreados con influencia de paracas. Engobe y paleta de seis colores.

 

Nasca primitivo, engobe sin incisiones. Comienzan variaciones de tipos de vasijas con dos picos y asa-puente. Aumento de motivos míticos pintados y perimetrados con líneas finas.

 

Nasca medio, con vasijas más altas. Formalmente muestran poca variación con un esmerado acabado con fondos blancos o rojos. Líneas con pincel fino enmarcando las figuras, con equilibrio entre fondo y figuras. Las piezas se barnizan después de cocidas.

 

Nasca tardío, pintura de imágenes míticas semejantes muy abstractizadas y meándricas, cubriendo toda la pieza con casi anulación del fondo. Paleta de doce colores.

 

Manifestaron su vocación plástica como ceramistas pintores de Modo Intimista, Estilo Figurativo: Idealista, Abstracto: Figurativo o Geométrico, Barroco y Superrealista, y con una inmanente solemnidad formal.

 

Pintan su mitología con renovados diseños pero que, en cada caso parte de un patrón ideal del rostro de la deidad y de un personaje felínico volador cargado de cabezas trofeo y arabesca concepción metonímica, explicitando preciosismo artesanal y poética plasticidad.

 

Los artistas enaltecieron plásticamente las obras con afán transformador pero continuando la tradición mítica relacionada con el felino y las cabezas trofeo. Adaptaron su expresión dentro de complejos diseños ideográficos de connotación cósmica, donde las imágenes dogmáticas son conceptuales, superreales y carentes de psicología.

 

La línea es estática, sin valores gráficos sensibles: es línea muerta, de grosor parejo e inexpresivo, sólo separa los colores y acentuar el contraste entre ellos. La pintura es bidimensional y nunca representa con naturalismo; son formas planas que presentan una idealidad mítica, religiosa y cosmovisiva y que transmite idiosincrasia militar. Se combinan colores como pauta de valores cromáticos, lográndose contrastes expresivos armónicos que determinan los méritos pictóricos.

 

Los temas compuestos son arquetípicos, con signos e imágenes de similares diseños, o sea, variaciones sobre el mismo tema. Al reiterar motivos-módulos, signos e ideografías, se evidencia la continuada intención semiótica del lenguaje comunicante.

 

El tema principal es un dios humano-felínico, antropo y/o zoomorfo, acompañado de cabezas trofeo. Este, se muestra con atributos animales: a menudo sin colmillos pero con una gran nariguera-bigote como signo de poder. Es la secular deidad omnipotente, proveedora de alimento y protección, una fantástica imagen sublimada, captada desde su esencia metafísica. Tales símbolos de lo sagrado denuncian un ritual sangriento: el felino es un tótem protector y mantenedor, y la cabeza trofeo una imprescindible prueba del valor y poder militar.

 

En la morfología, hubo un continuo proceso cada vez más abstractizante. Lo explícito de estas variaciones, hace asumir la enorme creatividad habida. A través de centurias los artistas transformaron los diseños morfológicos del personaje. De humanoide-felino fue adquiriendo atributos de ave y se lo ve flotando portando cabezas trofeo.

 

En algún momento, comenzó a ser diseñado como animal marino reemplazando al felino y al ave.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora bien, desde una imagen relacionada con un animal terrestre se lo muda a uno aéreo y por último en marino. Una larga y enigmática metamorfosis que parece indicar cambios, mutaciones varias en el culto secular referido a los planos de la realidad: Tierra, Cielo y al elemento vital, Agua.

Con estas tres realidades cósmicas, más el Fuego, las altas culturas amerindias estructuraron sus cosmogonías. El Cielo, como sitio de nacimiento y permanencia de los dioses; la Tierra y las Montañas donde los dioses crearon y desarrollaron los poderes para mantener a los hombres; el Agua, vital elemento manifestado por la Lluvia, los Ríos y el Mar.Con las lógicas variaciones locales de incidentes legendarios y nombres cosmológicos, toda la enorme civilización Amerindia desarrolló este modelo ideológico animista que necesitó imperiosamente alimentar a esos dioses por medio de sacrificios y sangre ofrendada.
Nasca decae en el siglo noveno de nuestra era: es conquistada por la cultura huari quién, al igual que la cultura tiwanakota, establecerán la primera conquista militar panperuana. La segunda será la del imperio inca.

 

 

César Sondereguer

Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino
FADU - Univeridad de Buenos Aires - Argentina
Fotografías del autor

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