GRANDES PINTORES
Claude Oscar Monet (1840-1926)
Claude Oscar Monet nace en París el 14 de noviembre de 1840. Es el primogénito de un farmacéutico que cinco años después del nacimiento de su hijo se traslada con su familia a El Havre.
Allí Monet cursa los estudios tradicionales y, manifestando una precoz inclinación hacia el arte, de 1856 a 1858 estudia dibujo con un tal F. J. Ochard. Su primera pasión es la caricatura, campo en el que obtiene un notable éxito; posteriormente, bajo la guía del paisajista Eugéne Boudin -su primer maestro verdadero- aprende a amar la pintura al aire libre.
En 1859 va a residir a París donde pasa varios días en el Salón atraído por Daubigny y por Troyon. Mediante una carta de presentación de Boudin se vincula con este último, quien le brinda su estímulo. Pero no sigue los cursos de la Academia y, en contra de la opinión de todos, estudia por su cuenta asistiendo cada tanto al taller de Charles Jacque y a la libre Académie Suisse; donde se familiariza con Pissarro.
Mujer con parasol (1875) |
El conocimiento de las obras de Delacroix y las discusiones en la Brasserie des Martyrs enriquecen su acervo cultural y su experiencia artística más que cualquier enseñanza académica.
En otoño de 1860 es convocado para cumplir el servicio militar y parte para Argelia con los Cazadores de Africa, pero a comienzos de 1862 debido a su anemia vuelve a El Havre a restablecerse y su familia finalmente paga el impuesto para que sea eximido del servicio militar.
La estada del joven pintor en El Havre es particularmente feliz, ya que deambula por la campiña y por la ribera del mar para pintar los paisajes de Normandía, ora en compañía de Jongkind, ora de Boudin, a quien conoce casualmente.
En el otoño ingresa al taller Gleyre de París donde conoce a Bazille, a Renoir y a Sisley, con quienes entabla una amistad destinada a perdurar durante toda su vida. Su encuentro con la pintura de Manet, en 1863, es uno de los más significativos de este período así como el encuentro con Courbet, al año siguiente, después del cierre del Taller Gleyre.
Durante estos años de graves dificultades y de miseria -consecuencia de los reiterados enfrentamientos con su familia que no aprueba su carrera de rebelde independencia y que le niega toda su ayuda económica- Monet trabaja al aire libre fervorosamente, tanto en la floresta de Fontaine-bleau como en la ribera del Sena en Normandía. La única ayuda que recibe es la de sus amigos pintores, como la de Courbet y especialmente la del devoto Bazille.
En 1866, debido al discreto éxito obtenido en el Salón por su retrato de figura entera de Camille Doncieux, sus parientes lo ayudan nuevamente pero por poco tiempo. Cuando se enteran de que él vive con Camille y cuando se ve obligado, una vez más, a pedir su socorro, le exigen que abandone a su amante, quien entre tanto da a luz en París a un niño, Jean, asistida únicamente por Bazille. Monet, desesperado y sin dinero, no puede salir de Sainte-Adresse, donde se halla en casa de una tía. Estas dolorosas vicisitudes le impiden dedicarse a la pintura con regularidad.
Terraza de St. Adresse (1867)
Siempre pasea como un vagabundo, ajetreándose de París a Normandía, algunas veces para escapar de sus acreedores, otras para seguir el tenue hilo de la ayuda prometida por algún amigo o por los escasísimos coleccionistas.
Pero todo esto no le impide lograr estupendos resultados pictóricos, ni casarse con Camille en 1870, el mismo año en que, a consecuencia de la guerra franco-prusiana se refugia en Londres (su amigo Bazille. muere, en la guerra, al siguiente). Luego de una permanencia en Bélgica regresa a París a fines de 1871 y alquila una casita sobre el Sena, en Argenteuil.
Ya superó la miseria, que en los años anteriores lo llevó hasta al intento de suicidio, afortunadamente fallido, pero subsisten las graves dificultades económicas. De todos modos puede pintar con cierta regularidad y con una aplicación casi constante, especialmente debido a la ayuda del marchand Durand-Ruel, el único que cree en la validez de las búsquedas de Monet y de sus amigos Renoir, Sisley, Pissarro y Cézanne.
Con ellos, junto a Degas y a la Morisot, organiza la primera muestra colectiva, formando ese grupo que será irónicamente bautizado con el nombre de "impresionistas" debido al título de uno de sus cuadros -Impression: soleil levant. En 1874 casi nadie confía en la seriedad de estos jóvenes pintores que hacen escándalo en las salas del fotógrafo Nadar; para la mayoría no se trata sino de absurdas y ridículas bromas, a pesar de que se vende algún cuadro y de que algún crítico tiene el coraje de elevar su voz para defenderlos. Así se harán varias muestras (1874, 1876, 1877, 1879, 1880, 7881, 1882, y 1886).
La playa de Trouville (1870) |
Sin embargo Monet no participa en la quinta, en la sexta ni en la octava exposición debido a una polémica por las tendencias y las invitaciones de algunos de los promotores.
A comienzos de 1878 Monet abandona Argenteuil y se traslada a Vétheuil.
Camille está débil y enferma, su estado de salud es aun más precario después del nacimiento de su segundo hijo, Michel, y muere en setiembre de 1879.
A continuación Monet reanuda su vida de cazador en busca de impresiones: Poissy, Varengeville, Dieppe, Pourville y Etretat son los lugares donde más frecuentemente se detenía.
Luego se establece en Giverny, desde donde a menudo parte solo o con Renoir hacia el sur. Entre tanto su situación económica comienza a mejorar notablemente, aunque el artista se encuentra con que debe sostener también a la familia Hoschedé, sus protectores caídos en la ruina. Las muestras en la Gallerie Durand-Ruel y Petit tienen tanto éxito de crítica como de venta, y finalmente puede comprar, en 1890, la casa de Giverny y casarse con Mme. Hoschedé dos años después. Sus viajes son cada vez menos frecuentes. Todavía permanece en Normandía por cortos lapsos, hace un viaje por Noruega en 1895, reside fugazmente en Londres (1899, 1900, 1901, y 1904), escapa a Madrid a ver los Velázquez (1904), y visita brevemente Venecia (1908, 1909).
Pero ahora dedica su tiempo sobre todo a la organización de su jardín acuático, al cuidado de esas plantas y de esas flores que pintó sin cesar. No le importa ser considerado el mejor artista francés viviente ni la gloria alcanzada con tanto trabajo y pagada tan caro: de nada le sirven las alabanzas y los honores que le tributan artistas, escritores y políticos -el más allegado a él es el bravo Georges Clemenceau. Continúa sintiendo la desesperación de no llegar nunca, el ansia de tener que superar el resultado alcanzado, de acercarse cada día más a su percepción de las cosas en la representación de las apariencias. Trabaja en sus últimas telas con impulso juvenil al que ni siquiera su dolorosa enfermedad ocular puede frenar, hasta que estando en su casa de Giverny el 5 de diciembre de 1926 se lo lleva la muerte.
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