NOTAS
Los otros dias, volví a asombrarme hasta el abismo, observando un vídeo de la superficie del sol. Allí con increíble fidelidad, pude ver la terrible energía de la corona solar con sus interminables explosiones atómicas, como si ellas fueran, gigantes incandescentes, cientos de veces del diámetro de la tierra, generando arcos de luz entrecruzados en una perpetua guerra de arabescos, sobre una alfombra viva de magma burbujeante a miles de millones de grados.
Allí en el acto de soñar, encontramos animales nocturnos vertiginosos como los que imaginamos en el magma solar o en amaneceres y crepúsculos.
Podemos sentir el latido de la tierra bajo los pies. Ver los cuerpos del tiempo y el espacio como manchas luminosas de la que somos en ellas, perpetua lucha de un juego, más allá del odio o el amor.
Lucha de un misterio que está calmo y agitado a la vez, donde el pensamiento y la voluntad, son solo, un insignificante parpadeo.
En los sueños, volvemos a ser un no nacido, parte de una melodía sin historia, girando en la inconmensurable infinidad del vacío.
Entonces me pregunto:
¿Porqué, cuando estoy despierto, pienso en la felicidad o la infelicidad, en la tristeza o la alegría?. Si allí en los sueños, lo único que cuenta en el fluir. Solo el fluir, más allá de toda utilidad. Más allá de ser hombre, animal o árbol. Más allá aún, de ser luz o sombra.
¿No será quizá que los sueños, son música?. Tal vez esa música de las esferas que pensaba Platón, que como una mano nos llamó, nos llama y nos llamará en nuestra última noche, cuando volvamos a ser, una gota de sueño, en el mar de los sueños.
Pero estamos aquí, despiertos, leyendo una idea sobre los sueños. Sin darnos cuenta, tal vez estemos deteniendo el fluir de ese mar interior en que todos, somos uno. Pero, ¿Se puede detener ese mar?, o en realidad creemos detenerlo y lo que ocurre, es solo un alejamiento o divorcio con la Unidad, en el acto de pensarnos. Y si siempre hay continuidad más allá del tiempo y el espacio, ¿No será que la confusión deviene de querer separarnos desde el lugar imaginario de un espectador?.
La definición cabal de meditación, es el acto de no pensar en nada hasta llegar, en los más sabios, al límite de la conciencia en sí, vaciada de toda atención puntual. Se dice que allí existe, comunión plena con el Todo. Volver a ese lugar, que es ningún lugar, que es ningún tiempo o espacio, que es solo Ser, me remonta al "aperión", remoto adjetivo de origen griego usado por los presocráticos que significa "sin experiencia", "sin fin", o "sin límite".
Según Teofrastro, el aperión, no es ninguno de los (cuatro) elementos. No es ni tierra, ni agua, ni aire, ni fuego, solo es la indeterminación de la materia primordial, una masa infinitamente extensa que se identifica tanto con el ser como con el vacío. Por eso, Platón decía que el aperión circundaba al mundo y era origen de este.
Ni en la teoría, ni en la comprobación científica más avanzada, se ha podido comprobar el lugar donde se produce la conciencia. Solo la imaginación productiva, la del soñar despierto, puede tener la osadía de inventar un lugar para aquel que dice: "Soy el que Soy". Solo los poetas son capaces de pesar en su balanza imaginaria, la semilla de un limón junto a una estrella invisible.
Diseño 5artes.com | Optmizado para: 1024 x 768 | ® 5artes - Marca Registrada | © Copyright 2001 - Todos los Derechos Reservados |